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publicado originalmente por
Sinc
Chile y Perú son dos de los países con más actividad
sísmica del mundo. Desde tiempos remotos, sus habitantes
enfrentan esta amenaza para las edificaciones.
Sorprendentemente, las contribuciones del antiguo
conocimiento prehispánico podrían haber supuesto que
algunas construcciones hayan resistido los siglos y los
sismos. Por ello, podrían servir de inspiración en
nuevas estructuras sismorresistentes.
Alejandro Muñoz 21/4/2023 11:00 CEST
La iglesia de San Francisco (Chile) cumple este año 405
años. Ha resistido más de una quincena de terremotos,
probablemente, debido a que el edificio aúna el saber
constructivo prehispánico y el de los frailes españoles
de la época. / Alejandro Muñoz
Un ‘sismo’ sacude Santiago la semana que visitamos la
capital chilena. Así diferencian acá los eventos
sísmicos leves, en torno a los 5 grados, de los de mayor
magnitud, los terremotos. El temblor provoca un
desprendimiento de rocas en uno de los cerros de la
ciudad, pero para los acostumbrados habitantes del valle
del Maipo no deja de ser parte de una rutina adquirida.
También es habitual para la iglesia de San Francisco. El
templo, ubicado en pleno centro de la ciudad, cumple
este año su 405º aniversario. Esto supone que ha
resistido cerca de 15 terremotos de gran magnitud, lo
que la ha convertido en objeto de estudio científico
para dar explicación a su extraordinaria resistencia
sísmica.
Un templo sismorresistente
El caso de este templo es emblemático. Se trata de la
construcción más antigua de Chile. Sus obras se
iniciaron entre 1583-1586, concluyéndose en 1618. Si
bien algunas fuentes consideran que la iglesia San
Francisco de Chiu-chiu —al norte del país— es el
inmueble más antiguo, su fecha es indeterminada y se
data con un vago “a mediados del siglo XVII”.
En sus 405 años de historia, la iglesia de San Francisco
de Santiago ha resistido más de 15 terremotos por encima
de magnitud 7
“En sus 405 años de historia, la iglesia de San
Francisco de Santiago ha resistido más de 15 terremotos
por encima de magnitud 7. El terremoto de 1647, el más
importante de ellos, tuvo una magnitud de 8,5 y, según
los cronistas, todos los edificios de Santiago se
encontraban en el suelo, salvo la iglesia y parte del
convento de San Francisco”, explica a SINC Carolina
Vergara, arquitecta y directora del Museo San Francisco.
El templo originalmente era en planta de cruz,
construida con grandes bloques de piedra. A finales del
siglo XVIII se le añadieron naves laterales en ladrillo,
perdiendo la forma de cruz y adquiriendo la rectangular
que presenta actualmente.
A pesar de que los terremotos han provocado que la torre
de la iglesia haya tenido que ser reemplazada hasta en
tres ocasiones —siendo la cuarta y actual de 1856— la
estructura del templo solo ha recibido daños menores de
origen sísmico.
La iglesia que patina
En 2016, Natalia Jorquera, académica del departamento de
Arquitectura de la Universidad de Chile, estudió la
iglesia para comprender el secreto de su resistencia
sísmica “a pesar de la aparente fragilidad de los
materiales constructivos empleados, con baja capacidad
para resistir esfuerzos horizontales”, explicaba en su
artículo.
La arquitecta constató que el artesonado mudéjar de la
techumbre había mejorado el desempeño sísmico del
edificio, reteniendo los gruesos muros de piedra de 1,7
metros de anchura. Lo cual ya había sido alabado por los
cronistas de la época.
En 2016, la arquitecta Natalia Jorquera, de la
Universidad de Chile, descubrió que los gruesos muros
del templo estaban apoyados sobre soportes móviles, sin
argamasa
Pero la profesora realizó un descubrimiento. Mediante
una prospección en los cimientos, halló que los gruesos
muros estaban simplemente apoyados sobre soportes
móviles, sin argamasa. Estos se componían de cantos
rodados (o ‘bolones’) de entre 10-30 cm sumergidos en
tierra y arena suelta. Quedaban confinados lateralmente
por dos ejes mayores de piedras megalíticas, que
impedían que se desparramasen. De este modo, ante un
evento sísmico, el edificio ‘patinaría’ sobre los
cimientos.
“Es probable que se haya intentado utilizar un
aislamiento sísmico con las piedras redondas en la
cimentación”, explica a SINC Julio Vargas Neumann,
profesor emérito de la Universidad Católica del Perú (PUCP).
Pero el experto advierte de que conceder demasiada
capacidad antisísmica a los cimientos móviles podría ser
“optimista”, porque los bolones se encontraron tan solo
en una parte del edificio.
Dada la imposibilidad de excavar en el interior de la
iglesia, el equipo de Jorquera utilizó un georradar para
comprobar el lado interior de los muros. La profesora
añade en su artículo que “es de suponer que este sistema
de cimentación es igual en toda la iglesia, pero dadas
las limitaciones propias de la superficie excavada, eso
quedaría como hipótesis”.
El cruce entre dos mundos
“Los españoles fundaron Santiago en 1541, tan solo 40
años antes de la construcción de la iglesia y todavía no
había habido ningún terremoto importante en la zona. Si
provenían de un entorno con baja sismicidad, es poco
probable que se les ocurriera a ellos la solución de los
cimientos”, argumenta Jorquera a SINC.
Para la arquitecta, “la iglesia de San Francisco
manifiesta el cruce entre dos mundos. El aporte
constructivo español está dado en la techumbre, con unas
vigas de estilo claramente mudéjar español. Hacia abajo
es un edificio muy de acá, fruto de una arquitectura
prehispánica que se lleva a otra escala y a otra forma.
Creo que eso es bonito, porque manifiesta un
entendimiento tangible entre dos mundos”.
El aporte español está en la techumbre, con unas vigas
de estilo mudéjar. Hacia abajo es un edificio muy de
acá, fruto de una arquitectura prehispánica
“Los europeos llegan e implantan un modelo
arquitectónico abstracto, que es el templo católico:
para venerar a Dios hay que reunirse en un espacio
cerrado, tienen que caber muchas personas y el espacio
tiene que ser largo y muy alto, porque es divino.
Además, debe tener forma de cruz. Ese planteamiento
abstracto llega a un territorio con terremotos, donde ya
hay personas con ciertos conocimientos empíricos sobre
construcción antisísmica”, relata la profesora Jorquera.
Análisis de los cimientos de la iglesia / Natalia
Jorquera
La innovación sin dueño
Si bien los estudios han comprobado el extraordinario
desempeño sísmico del edificio, por el momento no se
conoce mucho sobre su construcción. En los archivos de
San Francisco no figuran las personas que participaron
en la obra, sino que se listan los materiales y las
peticiones financieras a la corona española.
“El edificio está muy bien hecho. De que está disipando
energía sísmica no hay duda. Probablemente, si hay algún
pensante que lo hizo, no pudo transmitir más su
conocimiento”, reflexiona Vargas Neumann.
“No vamos a saber nunca a quién se le ocurrió, pero es
prehispánico. Los muros de San Francisco tienen un
trabajo de piedra y de mampostería que es idéntico al de
construcciones en el norte andino chileno, como en la
región de Antofagasta. Claramente hay una relación
directa, aunque no está documentada en un archivo
histórico con nombre y apellidos”, explica Jorquera.
Buscando antecedentes: ¿las shicras de Caral?
En efecto, la iglesia no se trata de un ejemplo aislado.
Más al norte del continente, en Perú, se conservan
edificaciones incaicas en Machu Picchu y Sacsayhuamán
estudiadas por su resistencia al paso de los siglos y
los sismos.
Aún más atrás en el tiempo, en el yacimiento
arqueológico de Caral (Perú) —con 5.000 años de
antigüedad— se descubrieron unas bolsas de soga rellenas
de piedras (shicras) bajo los cimientos de algunas
edificaciones. Tan solo unos años antes de la
investigación de la profesora Jorquera.
El reconocido ingeniero Vargas Neumann, de 82 años,
lleva más de 50 estudiando las construcciones de tierra
sismorresistentes. En 2011, lideró un equipo que estudió
aquellas shicras encontradas en Caral y a lo largo de
400 km de la costa centro-norte peruana. Los
investigadores advirtieron que aquellas bolsas podían
contribuir a mejorar el comportamiento sismorresistente
de las pirámides, de forma similar a los cimientos de la
iglesia de San Francisco.
En el yacimiento peruano de Cara —de 5.000 años de
antigüedad— se descubrieron unas bolsas de soga rellenas
de piedras (shicras) bajo los cimientos de algunas
edificaciones
Sin embargo, el profesor emérito de la PUCP, desmitifica
el conocimiento antisísmico de la civilización más
antigua de América. “Las shicras no se colocaban como
resultado de concluir que la energía que proviene de la
corteza terrestre, de abajo a arriba, se disipa al
cruzar las capas de bolsas y que de esta forma se
conservaba la parte superior de la pirámide. De ser así,
lo habrían acabado de hacer bien, con un criterio
claro”.
En opinión del reputado ingeniero, las shicras se
depositaban con otro fin. “Los caraleños debieron darse
cuenta de que la bolsa llena de piedras constituía una
unidad constructiva en sí misma. Acumular shicras llenas
aumentaba la eficiencia respecto a tener que descargar
las piedras y volver a la cantera con la bolsa vacía”,
explica. Serían una especie de gaviones ancestrales.
Casas de soga y piedra para resistir terremotos
El afán de Vargas Neumann por poner a prueba las
tecnologías de Caral le llevó a preguntarse si podrían
realizarse construcciones sismorresistentes hoy en día
con esas shicras de soga y piedra.
Con este objetivo, el profesor dirigió unos ensayos en
la mesa vibradora de la universidad. Los estudios
concluyeron con un prototipo de casa —que resultó muy
económica— que disipaba energía sísmica mediante shicras
modernas. El prototipo se instaló en Orduña (Perú), y
posteriormente la ciudad experimentó un sismo
destructivo que tan solo provocó fisuras y pequeños
desprendimientos en la vivienda. El ensayo fue un éxito.
El equipo del ingeniero Julio Vargas Neumann construyo
un prototipo de casa que disipaba energía sísmica
mediante shicras modernas
“No tuvo nada que ver con el conocimiento ancestral de
Caral. Es un estudio moderno que ha funcionado en base a
sogas y piedra. Sin embargo, si no hubiera sido por la
creencia de que esas antiguas shicras era
sismorresistentes, no hubiéramos hecho nunca la
investigación en la universidad”, explica el académico
peruano a SINC.
Actualmente, el profesor Julio Vargas Neumann busca
certificar esta técnica de construcción en la Norma de
Diseño y Construcción de Tierra Reforzada de Perú. Para
ello, debe someterse a la aprobación de una comisión del
Ministerio de Vivienda, según indica el propio
ingeniero.
Ningún edificio es eterno
A pesar del buen desempeño sísmico de algunos edificios
históricos, la concienciación que los ciudadanos tienen
sobre su patrimonio también incide de forma importante
en su conservación.
“Es un privilegio para nosotros, como chilenos, tener
una edificación tan antigua como la iglesia de San
Francisco en este país tan sísmico. No significa que sea
una construcción eterna. Siempre puede llegar un gran
terremoto y que no lo supere”, reconoce Carolina
Vergara, directora del Museo San Francisco.
Es un privilegio para nosotros, como chilenos, tener una
edificación tan antigua como la iglesia San Francisco en
este país tan sísmico
En octubre de 2019 no hubo un terremoto, pero sí un
estallido social que puso en peligro el templo
santiagueño. En el contexto de la protesta, se produjo
la quema y vandalización de iglesias. La cercana iglesia
de San Francisco de Borja, de 1876, corrió esa suerte.
Atesoraba las vidrieras más antiguas del país, que se
perdieron para siempre. Sus ruinas calcinadas y
acordonadas todavía son testigo de aquellos días
inciertos.
Al igual que con los terremotos pasados, el estallido
social también dejó heridas visibles en la iglesia de
San Francisco. Hubo que instalar robustas planchas
metálicas para proteger sus puertas y ventanas. Y las
fachadas se cubrieron de grafitis. A pesar de todo, el
templo sigue resistiendo las sacudidas de los años.
Esperemos que por mucho tiempo.
Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons
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