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Rebelion
Por Enrique Amestoy |
21/04/2023 | Conocimiento Libre
Fuentes: Rebelión
Si bien la inteligencia artificial lleva a imaginar
máquinas capaces de pensar y actuar como personas, la
realidad es que refiere a programas que pueden definir
patrones, problemas y, hasta cierto punto, aprender: muy
util cuando de clasificar o interpretar gran cantidad de
datos se trata.
El término “Inteligencia Artificial” (AI por su sigla en
ingles) fue acuñado por el informático John McCarthy en
la Conferencia de Dartmounth en 1956. Allí se propuso un
estudio que duraría “2 meses, para 10 personas. El
estudio es para proceder sobre la base de la conjetura
de que cada aspecto del aprendizaje o cualquier otra
característica de la inteligencia puede, en principio,
ser descrito con tanta precisión que puede fabricarse
una máquina para simularlo. Se intentará averiguar cómo
fabricar máquinas que utilicen el lenguaje, formen
abstracciones y conceptos, resuelvan las clases de
problemas ahora reservados para los seres humanos, y
mejoren por sí mismas.”[1] Las ideas más b´ásicas de la
AI se remontan al año 250 a.C. cuando el matemático e
ingeniero hidráulico Ctesibio de Alejandría construyó
una máquina de regulación de flujo de agua
autocontrolada. A mediados del siglo XX se desarrollaron
diferentes lenguajes de programación y sistemas
informáticos como LISP, primer lenguaje de procesamiento
simbólico. El desarrollo exponencial de la informática
de fines del siglo XX hizo también exponencial el
desarrollo de herramientas que intentan realizar
procesos y razonamientos imitando el humano. El
computador Deep Blue creado por IBM a fines de los años
90, que venciera al experto ajedrecista ruso Garri
Kaspárov, dio cuenta de que se podrían sustituir
razonamientos o secuencias de pensamiento humano con
sistemas informáticos. En 2019 Google presentó un Doodle
(alteración del logotipo del buscador para recordar
fechas, eventos o personas) que homenajeaba a Bach y
permitía crear música con la introducción de una melodía
de dos compases, apoyado en AI. Sin duda alguna el
chatbot chatGPT prototipo de la firma OpenAI lanzado el
30 noviembre del 2022, es uno de los modelos de lenguaje
basados en AI que ha llamado mas la atención del mundo
entero. Tal ha sido el impacto de esta herramienta que a
fines de marzo de 2023 un grupo de ejecutivos de grandes
firmas tecnológicas, encabezados por Elon Musk (Tesla,
Twitter, SpaceX y cofundador de OpenAI, de la que se
desvinculó), junto a académicos y expertos en AI
firmaron la carta abierta emitida por el “Future of Life
Institute”[2] donde se solicita pausar el entrenamiento
de chatGPT por entender que su desarrollo descontrolado
supone un “riesgo para la sociedad y la humanidad”. Al 7
de abril de 2023 la carta superaba las 17.000
adhesiones. El texto señala que si la pausa no puede ser
implementada y verificada rápidamente, “los gobiernos
deberían intervenir e instituir una suspensión». El
pasado 5 de abril de 2023 la banca de inversión Goldman
Sachs presentó un informe en el que señala que la AI
podría reemplazar el equivalente a 300 millones de
empleos de tiempo completo y podría reemplazar una
cuarta parte de las tareas laborales en EE.UU. y Europa
y eventualmente podría aumentar el valor anual total de
los bienes y servicios producidos a nivel mundial en un
7%. [3]
Fechado en abril de 2021 la Unión Europea presentó un
documento base para lo que será la primer “Ley de
Inteligencia Artificial”[4] con un ámbito de aplicación
que abarca a todos los sectores (a excepción del
militar) y todos los tipos de inteligencia artificial.
Al igual que el Reglamento General de Protección de
Datos (RGPD) de la Unión Europea, la Ley de AI podría
convertirse en un estándar mundial. En efecto: en
setiembre de 2021, la Cámara de Diputados de Brasil
aprobó un proyecto de ley de marco legal para la AI. El
proyecto de ley 21/2020[5] se encuentra aún a estudio
del Senado de Brasil. Con el objetivo de poner los
sistemas de Inteligencia Artificial al servicio de la
humanidad, las personas, las sociedades y el medio
ambiente y los ecosistemas, así como para prevenir
daños, los 193 Estados miembros de la Conferencia
General de la UNESCO adoptaron, en noviembre de 2021, la
“Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia
Artificial”[6], primer instrumento normativo mundial
sobre el tema. Del 6 al 10 de marzo se llevó a cabo en
Montevideo el Encuentro Latinoamericano de Inteligencia
Artificial Khipu 2023, del que surge la Declaración de
Montevideo sobre AI y su impacto en América Latina[7].
Convocado por la organización sin fines de lucro Khipu
se llegó a una declaración final donde se promueve que
la AI debe ser puesta al servicio de las personas, que
su implementación debe cumplir con los principios
rectores de los DDHH, donde la AI no debe dañar a
personas y minimizar el impacto ambiental, mejoras en
las condiciones de trabajo, diversidad cultural y
fortalecer la soberanía de los países latinoamericanos.
De proyectos de ley, recomendaciones éticas o
declaraciones de la sociedad civil se desprende que hay
acuerdo en que los avances en la implementación de
Inteligencia Artificial deben tener grandes consensos
globales, con la participación de gobiernos, empresas
tecnológicas y trabajadores, para que sean respetados
los DDHH, cuidado el medio ambiente, garantizada la
inclusión en la diversidad, logrando avances
tecnológicos que tiendan a ser inocuos, donde no exista
discriminación por raza, género o condición económica o
social, con proyectos sustentables que garanticen la
seguridad de los datos respetando su intimidad e
integridad. Todo en el marco de la convocatoria a
múltiples partes interesadas en la toma de decisiones.
Automatización, robots y la AI están cada día mas
presentes en el mundo del trabajo: automatización de los
procesos industriales, teleoperarios de primer nivel
sustituidos por chatbots, cajeros automatizados en
supermercados, porteros y vigilantes sustituidos por
pantallas y cámaras son sólo algunos ejemplos. Con el
advenimiento de la tecnología 5G seguramente
encontraremos cada día mas automatizado el mundo del
transporte, por ejemplo: son varias las empresas de
vehículos que esperan a la generalización en el uso del
5G para lanzar vehículos que se conduzcan solos. La mesa
de entrada de la mayoría de las empresas está
automatizada con chatbots, AI que aprende sobre el
funcionamiento de la empresa y gustos y necesidades de
clientes. La OCDE estimaba en 2017 que en pocos años mas
de un 10% de las fuentes de trabajo humano fueran
sustituidas por procesos autómatas. En la medida que la
automatización crece en el mundo, también crece la
certeza de que se perderán miles de puestos de trabajo y
la alentadora esperanza de que se generarán nuevos en
otras áreas; “Es cierto que la inteligencia artificial
destruirá puestos de trabajo, sobre todo de baja
cualificación. Pero al mismo tiempo se generarán
posiciones relacionadas con el mantenimiento y la
programación” señalaba Raúl Sánchez, director español de
la trasnacional de trabajo temporal y servicios de RRHH
Randstad Technologies. ¿Estamos preparados a nivel
global para capacitar en mantenimiento, testing o
programación a los miles de trabajadores que hoy son
desplazados de tareas poco cualificadas? ¿Cómo impactará
todo esto en los países no centrales, en particular de
Latinoamérica? El economista español Santiago Niño
Becerra responde el 27 de marzo de 2023 en su cuenta de
Twitter a la pregunta ¿cómo cree que el big data o la
inteligencia artificial va a transformar este negocio?
“la tecnología cara ya está realizando tareas de valor,
y a medida que se vaya abaratando irá complementando las
de menor valor. Esta es una de las razones por la que la
clase media se está evaporando”. También Niño Becerra
daba cuenta desde su cuenta de Twitter en julio del 2020
que la Unión Europea intentaba invertir en AI la
cantidad que Google (Alphabet Inc) invertía por si sola
ese año. Atravesamos sin dudas momentos de disrupción
tecnológica, la tercera en la historia de la humanidad.
Si es que existen, están organizados y tienen real
capacidad de acción: ¿qué papel tendrá el neoludismo
(heredero del ludismo, corriente filosófica británica
del siglo XIX que alertaba y actuaba por el peligro que
significaba la pérdida de trabajo menos cualificado por
la introducción de máquinas en los procesos
industriales) en esta tercera revolución industrial?
Sobre tecnología y software de inteligencia artificial
debemos tener en cuenta, además de sesgos de raza o
género, los eventuales sesgos ideológicos que puede sin
duda tener cada una de las herramientas implementadas o
en desarrollo. Podemos definir como icónico el caso del
afroamericano Robert Julian-Borchak Williams, detenido
en junio del 2020 en la puerta de su casa en Michigan
por un supuesto delito de hurto. La detención se basó en
un error del software de inteligencia artificial de
reconocimiento facial de la policía, utilizado por mas
de 20 años a sabiendas de que el sesgo de raza en dichos
sistemas es porcentualmente alto y por lo tanto induce a
graves errores y hay decenas de recomendaciones de dejar
de utilizarlos. De igual forma recordar el caso de
estudiantes del Reino Unido que debido a la pandemia
COVID-19 fueron calificados por un software. Para
determinar qué calificación hubieran obtenido si se
hubieran presentado a examen, el programa tomó
calificaciones existentes y también tuvo en cuenta el
historial de su escuela a lo largo del tiempo. Esto
terminó penalizando a los mejores estudiantes de barrios
pobres y de minorías raciales, que por lo general
obtienen calificaciones promedio más bajas que en
escuelas donde asisten estudiantes de mayor poder
adquisitivo.
Los sistemas de inteligencia artificial son alimentados
por datos de personas de todo el mundo. En la mayoría de
los casos sin el conocimiento y posterior consentimiento
expreso de los mismos sobre la forma en que son
almacenados y utilizados. La prevalencia de hombres
blancos occidentales al frente de las firmas y el
desarrollo de las herramientas y que la mayoría de las
empresas sean de Estados Unidos, hace poco probable
pensar en la no existencia de sesgo en los resultados.
En este multimillonario negocio también ha entrado a
jugar fuerte China: la respuesta de occidente ya ha sido
contundente: Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Unión
Europea, Taiwán, India (que también ha ido contar otras
apps chinas como WeChat), han prohibido el uso de la
aplicación TikTok en teléfonos asociados con sus
gobiernos alegando invasión a la privacidad y la
preocupación de que Beijing se haga de datos privados de
los usuarios, organizaciones o para tratar de promover
fake-news. TikTok, empresa china propiedad de Bytedance,
niega recopilar más datos de usuarios que otras empresas
de redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, etc) y
dice no compartir información con el gobierno chino.
Señalábamos mas arriba que en 2020 la Unión Europea
intentaba invertir en AI la cantidad que Google invertía
por si sola. ¿Cuánto invierten los países y como se
posicionan a nivel mundial en materia de innovación y
tecnología? La Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual (WIPO por sus siglas en inglés) realiza
desde hace 15 años el Indice Global de Innovación donde
revela cuáles son las economías más innovadoras del
mundo, clasificando los resultados de la innovación de
132 economías y destacando sus puntos fuertes y débiles.
Desde 2011 los 10 países que lideran dicho indice son:
Suiza, Estados Unidos, Suecia, Reino Unido, Países
Bajos, Corea del Sur, Singapur, Alemania, Finlandia y
Dinamarca.
El primer país latinoamericano que aparece en 2022 el
indice de WIPO es Chile ocupando el puesto número 50.
Uno de los valores que encontramos es el porcentaje del
PIB (R&D sus siglas en inglés) destinado a Innovación.
Allí vemos que Suiza destina el 3,1%, Estados Unidos el
3,5%, Suecia el 3,5%, Reino Unido el 1,7%, Países Bajos
el 2,3%, Corea del Sur el 4,8%, Singapur el 1.9%,
Alemania el 3,1%, Finlandia el 2.9% y Dinamarca el 3.0%.
Los porcentajes coinciden con los presentados en las
gráficas de Gastos de Investigación y Desarrollo en
relación al porcentaje del PIB del Banco Mundial. Chile
invierte el 0.3% de su PIB, Argentina (puesto 69) el
0.5%, Brasil (puesto 54) el 1.2%, Colombia (puesto 63)
el 0,3%, Ecuador (puesto 98) el 0,4%, Nicaragua (puesto
98) el 0.1% Paraguay (puesto 91) el 0,1%, y Uruguay
(puesto 64) el 0,5%.
Según datos recogidos de nasdaq.com presentados por la
española Statista, la firma Amazon destinó en 2020 u$s
43.000 millones a I+D, Alphabet u$s 27.600 millones y
Huawei u$s 22.000 millones. El Banco Mundial informa en
su sitio web que el PIB de Chile en 2021 fue de 317.000
millones de dólares, por lo que el 0,3% destinado a I+D
fueron u$s 951 millones: el 2.44% de lo invertido por la
firma Alphabet en el mismo período. La inversión de la
Unión Europea, luego de aumentar en 2021 un 9,4%, fue de
17.249 millones de euros: unos u$s 18.926 millones. Sin
embargo Alphabet invirtió el mismo año en I+D u$s 31.562
millones e incrementó a u$s 39.500 millones en el año
2022.
En tanto la carrera por el desarrollo de inteligencias
artificiales parece no detenerse, debemos analizar
también las posibilidades reales de países o regiones de
participar e incidir en desarrollo, legislación y
contralor de herramientas actuales y las que estén por
venir. Es sencillo suponer que no habrá posibilidad de
soluciones soberanas que logren dar verdadero sustento a
la Soberanía Tecnológica, si los Estados no legislan
para poder participar, controlar y auditar los
desarrollos así como el uso de los datos colectados para
entrenar sistemas de AI o cualquier tipo de manejo de
datos personales. Parece también simple deducir que
puedan ser los países menos desarrollados quienes
entreguen soberanía a manos de países o empresas que
logren detentar el control de dichas tecnologías.
Estados Unidos, China y los gigantes tecnológicos tienen
todas las de ganar. La velocidad de los desarrollos
obliga a acelerar medidas que incrementen los
porcentajes de PIB destinado a I+D, legislación en la
línea de los planteos hechos en los textos citados mas
arriba, proyectos colaborativos regionales en materia de
desarrollo y férreo control de máquinas y programas que
las diferentes empresas tecnológicas intenten introducir
en el mercado. La participación de múltiples partes
interesadas con acento en la Academia y la sociedad
civil, es indispensable en tanto podrá medir el sesgo y
priorizar el enfoque humano que tengan los avances en
innovación y la forma en que se continuarán utilizando
los datos personales así como la sustitución de diversos
puestos de empleo.
Notas:
[1]
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[2]
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[3]
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[4]
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[5]
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