Pilar Durán Hernández
alertó que esos estímulos nocivos también alteran los
ritmos circadianos y sugirió sacarlos de la habitación
Dormir está regulado
por el cerebro, afirmó Oscar Prospéro García
En los últimos tres
años la mayoría de la población hemos abusado del uso de
dispositivos digitales, sobre todo en la noche, antes de
dormir, lo que ha provocado alteraciones en la calidad
del sueño y los ritmos circadianos por la estimulación
fótica o luminosa, consideró la investigadora titular de
la Facultad de Ciencias (FC), de la UNAM, Pilar Durán
Hernández.
La luminosidad que los teléfonos celulares emiten a
nuestros ojos durante la noche aumenta el estado de
alerta de los usuarios y también provoca daños al órgano
que modula la visión. Por ello, debemos cuidarlos
evitando estos estímulos nocivos de la luz azul que
también alteran los ritmos circadianos.
“Todo exceso es malo, la sobreexposición a la luz azul
de los dispositivos digitales también nos provoca
degeneración macular, cataratas, alteraciones en corneas
y ojo seco, un problema por el abuso en el uso de estas
tecnologías”, prosiguió al participar en la Semana
Internacional del Cerebro 2023.
La especialista en Neurobiología explicó que el sueño
está controlado por un proceso homeostático (capacidad
de los seres vivos de mantener la estabilidad interior
de sus cuerpos) y otro circadiano, por lo que es
necesario dormir para tener buena salud, y descansar
para recuperar lo que perdimos durante el sueño; cuando
estamos ante un estímulo fótico esto ya no ocurre.
Durante la conferencia El sueño y la vigilia, un ciclo
que nos trae de cabeza, expresó: las más nocivas de las
luces son la ultravioleta y la ultravioleta azul (de
longitud de onda corta), que normalmente recibimos por
los dispositivos digitales, que también podrían
generarnos cataratas y alteraciones en el despertar.
Cuando esa luminosidad llega a la retina es absorbida
por los bastones y conos (células fotorreceptores
clásicas de la retina) lo que provoca disminución en la
cantidad de melatonina que se secreta y que conduce a
cambios en la expresión genética, lo que genera
alteraciones epigenética o cambios puntuales que
podríamos heredar a nuestra descendencia. Ocasionaría
modificaciones a largo plazo en la plasticidad neuronal
y en la actividad neuronal.
En el encuentro organizado por Universum, Museo de las
Ciencias, puntualizó que la luz azul más saludable que
los seres humanos podemos recibir es la natural, la que
proviene del Sol, y que nos permite tener un buen ciclo
del sueño-vigilia, fijar la vitamina D y suprimir la
melatonina al despertar.
En la edad adulta, continuó, se generan nuevas neuronas,
proceso que podría verse reducido cuando se está ante
estímulos nocturnos de luz fótica, así como una etapa
elevada de neuroinflamación; es decir, un alto grado de
estrés oxidativo en nuestros tejidos, disminución en los
procesos aprendizaje-memoria y alteraciones en nuestro
estado de ánimo.
En el caso de los jóvenes evitar dormir y no respetar su
ritmicidad circadiana les podría pasar factura a largo
plazo, toda vez que las enfermedades neurodegenerativas
pueden dispararse o agravarse por alteraciones en el
ciclo del sueño-vigilia. Algo que también puede ocurrir
en aquellas personas que cambian constantemente de
horario laboral, por ejemplo, guardias de seguridad;
quienes trabajan en fábricas con horarios movibles,
azafatas y pilotos.
Si no cuidamos nuestra salud también estaríamos en
posibilidad de padecer una serie de desórdenes del ciclo
sueño-vigilia como insomnio, hipersomnolencia diurna,
narcolepsia, apnea del sueño –que puede provocar muerte
neuronal–, desórdenes del sueño paradójico como realizar
actividades en horarios que son para descansar, así como
el síndrome de piernas inquietas.
Si queremos asegurar un sueño reparador es necesario
evitar el consumo de bebidas exudadoras del sistema
nervioso central, la actividad física intensa por la
noche, así como el uso de dispositivos digitales por lo
menos dos horas antes de irnos a dormir, de preferencia
sacarlos de la recámara; además de procurar dormir
siempre a la misma hora.
Moléculas relacionadas con cannabis
Oscar Prospéro García, titular del Laboratorio de
Canabinoides del Departamento de Fisiología de la
Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, confirmó el
hallazgo la molécula Oleamida con sus estudios en
líquido cefalorraquídeo de gatos, que eran privados
temporalmente de sueño.
Fue descubierta a finales del siglo XX. “Tiene la misma
acción del cannabis y todos los humanos la sintetizan,
por lo que son similares al principio activo de la
mariguana, y por eso reciben el nombre de
endocanabinoides, así fuimos los primeros en demostrar
que el sueño está regulado por moléculas que tienen que
ver con dicha sustancia”.
Al dictar la conferencia “¿Los psicólogos cuentan
ovejas?”, el también investigador en el Departamento de
Farmacología del Instituto de Investigación Scripps, en
la Jolla, California, mencionó que el estudio tuvo sus
primeros resultados publicados en 1994.
“Posteriormente, con Luis de Lecea (neurobiólogo
español), descubrimos otra molécula que tiene que ver
con el hambre y con lo que ocurre en la fase del sueño
MOR (Movimientos Oculares Rápidos), pero sobre todo con
la narcolepsia. En conjunto descubrimos una molécula
denominada cortistatina, la cual cambia a lo largo del
día y que nosotros, en el laboratorio, hemos demostrado
que induce al sueño”, detalló.
Con todo esto concluimos que “dormir no es solamente
como decir: ´ya tengo sueño y me voy a dormir´, está
perfectamente regulado por el cerebro y necesitaríamos
afectar este sistema para que una persona no pueda
conciliarlo”.
Ovejas neuronales
En el Teatro “Dr. Jorge Flores Valdés”, de Universum,
Museo de las Ciencias, Oscar Prospéro estimó que el
paciente insomne está en dicha condición por la vida de
estrés que lleva, y por sus pocos recursos para
contender con lo que le ocurre.
“Con terapia cognitiva conductual hacemos una
restructuración del pensamiento, realizamos técnicas de
relajamiento, cómo contender con la adversidad que está
sufriendo y con eso se controla el insomnio”, dijo.
Todo depende de las experiencias que tengamos durante el
día. Nuestro patrón de sueño se va a modificar debido al
ejercicio, al ritmo de nuestro trabajo, si tuvimos o no
actividad sexual, al estrés, eso influye en la manera en
que dormimos.
“El cerebro dice: necesito ocho horas para recuperarme y
si ustedes solo le dan seis, él quiere sus otras dos
horas la siguiente noche, porque tiene su cuota; sino se
las damos nos la va a cobrar durante todo el día”,
precisó.
El doctor en Neurociencias aseguró que dormimos donde
sea, porque hacerlo es prioritario; sin embargo, el
sueño no es homogéneo, pasa por diferentes fases, y una
de las que más llama la atención es la de movimientos
oculares rápidos, que es cuando soñamos, y dependiendo
de la edad dormimos diferente.
“La luz que entra por los ojos también está involucrada
en que el cerebro organice los ritmos circadianos y
estos dictan varios tipos de cronotipos. No hemos
adaptado nuestros genes a nuestro estilo de vida, por lo
que no hay que ver mal a quien se duerme y despierta
tarde, porque eso está genéticamente determinado”,
aclaró. |