Tijuana,
Baja California a 21 de enero de 2022.- Con
la llegada de la pandemia del COVID-19, la
medicina y los hospitales aplicaron
criterios bioéticos para su toma de
decisiones en casos de medicina crítica;
pero a nivel social hay un cambio más
notorio en ética, uno en donde se pondera el
bien común por sobre el individual. No es
una cuestión generalizada, pero sí una
conciencia que va cobrando mayor fuerza.
De acuerdo con el Dr. Edgar Madrid, Docente
de la Escuela de Ciencias Sociales y
Humanidades en CETYS Tijuana, el bien común
tomó más relevancia en las actividades
cotidianas que se llevan a cabo en espacios
públicos. Ejemplo de ello, es el caso de
usar cubrebocas. Este uso, se sabe que
permite cuidar el bien de toda la comunidad
y por ende, es de entender que aquellos que
no lo usen, socialmente no son bien vistos.
“Puede ser que no creas en la pandemia, pero
para ir a trabajar debes usar un cubrebocas,
lo tenemos que integrar quieran o no, porque
es una cuestión social. Hemos visto que se
ha puesto sobre la mesa temas como el
cuidado, la alteridad, el bienestar del
otro… Estos temas dejan muy claro que
empezamos a darnos cuenta de la fragilidad
que nos caracteriza como seres humanos y que
no estamos separados de los demás, que somos
comunidades y debemos cuidarnos como
comunidad”, comentó el académico.
Sobre las posturas de resistencia e
individualismo, hay ejemplos como el de las
personas que se resisten al uso del
cubrebocas o a la vacunación. Sin embargo,
el académico enfatiza la idea de que por
tratarse de un acontecimiento social de tan
grande magnitud, este grupo de personas se
va integrar de forma diferente.
“Portar un cubreboca, tarde o temprano se
convierte en una parte más de las telas, del
ropaje diario con el que cubrimos nuestro
cuerpo; después, el uso de éste será como
portar bufanda o un pañuelo en el bolsillo
de un saco; pero por lo pronto lo usamos por
el bien de todos”, expuso el profesor de
CETYS Universidad en Campus Tijuana.
Lo mismo ocurre con la concurrencia a
establecimientos privados o eventos, si bien
existen normas por parte de las autoridades,
también hay “recomendaciones”, sujetos a
criterio ético de cada persona; pero que,
conforme la situación de riesgo cambia, la
exigencia social podría ser el factor para
que se implemente, por el bien de la
comunidad. Es decir, los criterios que ahora
comienzan a tener un rostro jurídico,
también se refuerzan con las exigencias de
la moral comunitarista. Como en los casos en
que se les pide a las personas el guardar la
sana distancia, o el portar el cubrebocas.
Países como Francia han implementado medidas
más severas que ponen en jaque a las
personas antivacunas que se han resistido a
esta medida con el pase de vacunación y que
permite a sus ciudadanos el uso de espacios
públicos a diferencia de los que rechazaron
la medida sanitaria. |