Centenario del natalicio de la profesora María Luisa Bargalló Porrera (1921-2021). Un símbolo en la educación en Tijuana

Por José Gabriel Rivera Delgado

Centro de Estudios y Servicios Históricos de Tijuana, S. C.
Tijuana, B. C., enero 2022.

Uno de los momentos más gloriosos de la historia de Tijuana –en especial en el ámbito educativo y cultural— fue cuando en 1939 se instaló en la ciudad fronteriza el denominado Instituto Técnico Industrial, mejor conocido como el ITI o “La Poli”, por ser dependiente del Instituto Politécnico Nacional.

La “Poli” y las subsecuentes escuelas que ahí se generaron como la Escuela Preparatoria por Cooperación Baja California y la Escuela Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas, así como las escuelas secundarias ahí establecidas, conformaron el llamado Centro Escolar Agua Caliente, semillero de brillantes alumnos que han tenido trascendencia e impacto en la vida social, económica, política, educativa, cultural y deportiva de Tijuana y Baja California.
Como parte fundamental de la conformación académica del ITI se integraron en la plantilla laboral, un grupo de profesores españoles que habían sido desterrados de su tierra natal, debido a la guerra que se desató en los años treinta, por motivo de la imposición en el gobierno del militar Francisco Franco.

Una de las familias españolas que arribaron a Tijuana para formar parte de los fundadores de la escuela en Agua Caliente fue la Bargalló. Primero en la figura del literato y filósofo Miguel Bargalló Ardévol quien llegó en 1939 a Tijuana y después, en 1948, logró que su sobrina, la química María Luisa Bargalló Porrera, también se viniera a establecer en esta ciudad fronteriza.

Desde su arribó en 1948 la profesora Bargalló vio en Tijuana como su nueva patria chica. Hoy, a la distancia, después de 73 años de aquel momento, la profesora María Luisa acaba de cumplir sus 100 años de vida en esta Tijuana, donde conformó una familia y sin duda alguna, dejo un legado sin igual en la historia del magisterio y, sobre todo, en la formación de miles de jóvenes estudiantes.

Con motivo de su centenario de vida, le ofrecemos este merecido reconocimiento a la gran mujer ejemplar, española de nacimiento, pero tijuanense de alma y corazón, comprometida con la educación, con su escuela y con sus alumnos. Felicitaciones profesora Bargalló por su sencillez, amabilidad, modestia, pero sobre todo por su significativo legado a la educación de nuestra Tijuana.
 

Semblanza biográfica

La profesora María Luisa Bargalló Porrera nació en la ciudad de Barcelona, España, el día 27 de diciembre de 1921.

Su padre fue el destacado químico y académico Modesto Bargalló Ardévol. Su familia en la década de los años treinta del siglo pasado, fue fiel a la causa republicana, por lo que, al arribo al gobierno del general Franco, tuvo que salir del país el 2 de febrero de 1939 pasando a Francia. Fueron reunidos, al igual que miles de españoles, en campos de concentración, pero afortunadamente para los Bargalló, lograron escapar y aprovecharon la invitación de asilo político del gobierno mexicano de Lázaro Cárdenas para exiliarse en nuestro país.

Los Bargalló fue una de las familias que conformaron el primer grupo de refugiados españoles que partieron de Francia a bordo del barco Sinaia, el 24 de mayo y arribaron a Veracruz, el 13 de junio de 1939.

En ese entonces, la joven María Luisa tenía apenas 17 años y en la ciudad de México continuó sus estudios de preparatoria y emprendió la carrera de Química Farmacéutica Bióloga en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, titulándose en 1948. Precisamente en ese año, la señorita Bargalló, a invitación de su tío Miguel, se trasladó a Tijuana, con el objetivo de impartir clases en Agua Caliente.

Matrimonio y familia tijuanense

La profesora María Luisa a su arribó a Tijuana en 1948 conoció al también maestro Jesús Cortés Limón, entonces se desempeñaba como subdirector de la Escuela Secundaria Federal.

Al tiempo, contrae matrimonio con ese destacado profesor y con quien procrean a tres hijos: Luis (comunicólogo, poeta, escritor y músico); Sara (doctora con especialidad en reumatología, destacando su papel como académica y directora de la Facultad de Medicina de la UABC) y Jesús (investigador científico).

La profesora María Luisa Bargalló compartió con su esposo por muchos años la labor docente tanto en la Secundaria como en la Preparatoria; en la que siempre se destacó por sus muestras de su calidad humana y profesional.

En el libro Maestros de Baja California recopilado por el profesor Julio Rodríguez Barajas y otros profesores, se destacó en la nota biográfica de la profesora Bargalló que ella siempre fue “de trato sencillo y a la vez respetuoso, su preocupación por los jóvenes y su ejemplo despertaron muchas vocaciones de jóvenes camino de la ciencia e inspirados en su maestra siguieron el camino de la química, de que abrazaron profesiones paralelas y también la actividad docente en esas materias”.
 

Testimonios de exalumnos

El actual cronista de la ciudad de Tijuana, Mario Ortiz Villacorta Lacave, quien en su juventud fue alumno de la profesora Bargalló en Agua Caliente y posteriormente, fue profesor y directivo dejo un interesante y valioso testimonio de sus recuerdos acerca de la profesora María Luisa que vale la pena transcribir: “Nos impartía la clase de química de manera formal, interesante, cuidadosa, con profundo respeto al alumno y gran esmero en seguir los pasos necesarios en cada experimento. José Juan Grijalva, Adolfo Fernando Martínez y yo, acudíamos a sus clases en aquel salón ubicado en el viejo balneario de Agua Caliente, a un costado de la entrada a la alberca, que luego se incendió desapareciendo para siempre. Aunque no éramos de sus mejores alumnos, particularmente el antes que esto escribe, sí éramos de los que más platicamos con ella y después de la clase.

Su carácter jovial, su gran cultura y clara inteligencia; su manera de tratarnos como a personas mayores nos hacía preguntarle, una y otra vez, sus opiniones sobre los acontecimientos políticos del momento y, sobre todo, pedirle que nos hablara de España, su querida España, a la que tuvo que abandonar siendo muy joven a causa de la guerra civil”.

Otro profesionista tijuanense que también dejo profunda huella en su vida como estudiante fue el hoy médico ginecólogo, Lorenzo Garibaldi Hardy, integrante del Colegio de Ginecología y Obstetricia de Tijuana y del Seminario de Cultura Mexicana Corresponsalía Tijuana y quien fuese su profesora de química en la generación 1966-1969 cuando cursaba la secundaria en La Poli en Agua Caliente: “la profesora Bargalló fue una maestra que trasciende en nuestra memoria; no veo otra persona de esa época que más impacto nos dejó que ella.

El mejor recuerdo de esa etapa estudiantil y si se trata de hablar de un profesor de entonces, ha sido ella. Siempre ha estado en nuestros recuerdos su figura emblemática, tanto por ser una excelente y motivadora maestra, como por su calidad moral, humana y respetuosa con sus alumnos. Mi testimonio de ella es que fue una gran profesora que trascendió de sus enseñanzas. Por esas y muchas otras razones, toda mi generación 1966-1969, la seleccionamos como madrina en una memorable fiesta realizada en el salón social del Club Campestre de Tijuana. Su mensaje que nos compartió en esa ocasión fue lleno de palabras emotivas para nosotros que nos dejó una huella permanente hasta el presente. Por ello siempre la recordamos con mucho cariño y estimación”.
 

Reconocimientos

A lo largo de su vida, la profesora Bargalló recibió diversos reconocimientos por su larga y fecunda trayectoria en Tijuana y Baja California, pero cabe destacar su nombramiento como “Forjadora de Baja California”, entregada por la Fundación Acevedo, el día 24 de septiembre de 2001, en el Centro Turístico y Cultural “Calafia”, que dirige el licenciado Conrado Acevedo Cárdenas, en reconocimiento a su labor como profesional, maestra y ciudadana de esta tierra bajacaliforniana.

El día 6 de julio de 2018, la Universidad de Tijuana CUT, por conducto de su rector, maestro Jesús Ruiz Barraza, impuso la presea “Paradigma a la Innovación Educativa” a la profesora María Luisa Bargalló Porrera por ser considerada una figura inspiraciones y guía para numerosas generaciones de jóvenes tijuanense y la reconoció como una “maestra excepcional”. Por su avanzada edad no pudo estar presente, pero fueron sus hijos quien recibieron tal reconocimiento de tan destacada y notable maestra que gracias a su guía y orientación influyó en la formación educativa de cerca de 11,000 mil jóvenes tijuanenses, y que inclusive varios de ellos tomaron la decisión de estudiar la carrera de químicos.

Recuerdos vivos de la profesora Bargalló

En ocasión de su reconocimiento como Forjadora de Baja California en 2001, la profesora Bargalló escribió el siguiente testimonio que se transcribe a continuación:

“En el D.F. Estudié Preparatoria, y me recibí de Química Farmacéutica Bióloga en la Facultad de Ciencias Químicas de la UNAM. Estudié 1er. año la Maestría en Ciencias que interrumpí al venir a Tijuana y nunca la terminé.

Tomé cursos esporádicos de actualización profesional y métodos de enseñanza a lo largo de los años que ejercí la enseñanza.

Agonizante la República Española abandonamos Barcelona, junto con mis padres y mi hermano de tres años, para reunirnos luego con mi tío Miguel (Profesor fundador de Agua Caliente) y pasar a pie la frontera para llegar a Francia el 2 de febrero. Allí se nos recluyó en un campo de concentración, pero tuvimos la suerte que unos compañeros de cuarto de mi tío y mi papá cuando cursaron estudios en la universidad de Montpelier, nos localizaron y nos liberaron.

El 24 de mayo embarcamos en Cette en el barco Sinaia, siendo la 1ª expedición de españoles republicanos a México.

Fue hasta que paramos frente a las costas catalanas, donde nací, y dormían el sueño eterno mis abuelos, que yo, una joven de 16 años tomé conciencia real de lo que significaba el exilio.

Sin embargo, en el barco íbamos todos con mucha esperanza y ésta renació cuando el 13 de junio anclaba el Sinaia en el puerto de Veracruz; todavía recuerdo que ésa era una mañana espléndida con un enorme gentío que llegó a recibirnos.

Los exiliados españoles moriremos agradeciendo a Lázaro Cárdenas y al pueblo de México (del cual formo parte) que nos hayan amparado (y lo hayan seguido haciendo por años) en esos momentos tan dolorosos.

Ese capítulo de mi vida quedó atrás, pero si lo menciono es porque para entender el presente, no sólo de las personas, sino de los pueblos (que con horror veo que lo están olvidando en México), hay que conocer el pasado.

En México empecé una nueva vida, y agradezco a mis padres el empeño que pusieron en que tanto mi hermano como yo nos adaptáramos y quisiéramos a México como nuestra propia patria. Fui una joven más que pisaba las aulas, con algunas carencias que me ayudaron mucho en mi formación.

Estando ya trabajando en los laboratorios del Hospital de la Nutrición recién inaugurado, mi tío Miguel que fue fundador de la Escuela de Agua Caliente, conocida en ese entonces como ITI y después la `Poli`, me pidió que viniera a dar clases a los alumnos, que no tenían maestros de Química, con intensión de terminar el curso, mientras resolvían el problema, vine, me entusiasmó el ambiente, y me quedé para el resto de mi vida, orgullosa de ser tijuanense y de que mis hijos también lo sean.

A la escuela le debo que me haya dado la tranquilidad de espíritu que se necesita para ejercer plenamente una profesión. Soy hija, nieta, bisnieta y tataranieta de maestros. Mi afición por la química me hizo elegir mi profesión, pero a fin de cuentas, no pude librarme de la herencia.

En Agua Caliente llegué con un nombramiento de 8 horas, debido a que había sólo 2 terceros en la Secundaria (14 de internos y 13 de externos), pero en la escuela había la Vocacional por cooperación en que todos los maestros colaboraban gratuitamente y había el Bachillerato de Ciencias Biológicas, que tenían Química Inorgánica y Química Orgánica, tanto en 1º como en 2º, y yo me hice cargo de 20 horas.

En el año 1950 se fusionó con nuestra escuela la secundaria que estaba en la Escuela Obregón de la Col. Altamira. Con ella vino también por cooperación la Escuela Preparatoria con bachillerato especializado. Y al haber Ciencias Biológicas en Vocacional y en Preparatoria, suspendieron la Vocacional de Ciencias Biológicas, y yo pasé a dar la Química de los grupos de Ingeniería, Ciencias Químicas y Ciencias Biológicas hasta mi jubilación en 1980.

Cuando algún grupo de alumnos me invitan y tienen atenciones conmigo, me, emociono porque no es a mí, sino a todo ese equipo de maestros que trabajó en forma gratuita para que nuestros alumnos tuvieran la facilidad de estudiar preparándose en una época que no había más en Tijuana.

Por mi parte mi mayor paga es cuando me encuentro a muchos alumnos, sobre todo los internos, muchos de extracción campesina, triunfando como profesionistas, o simplemente cuando paso por la Preparatoria Lázaro Cárdenas y pienso que se debe a mucha gente, incluso que vino después, pero que no existiría sin ese impulso que le dieron sus primeros maestros”.
 

 

 

 

 

 

 

 

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